El café y las historias instantáneas

En plan de ponerme a limpiar un poco la pieza e irla preparando de a poquito para vaciarla en Julio, hoy tiré dos paquetes de café que traje de mi primer viaje a Polonia, y un pote de café instantaneo "La morenita", que traje de Bs As. Es paradójico, coincidencia o soy demasiado obvia. Pero me gusta que el protagonista principal de esta historia sea el café instantáneo.

Tengo como una tendencia a no despegarme de las cosas, pero hoy hice un desprendimiento de estos dos cafes, que más que cafes son historias. El pote de La morenita me lo compré en Bs As cuando no sabía qué iba a encontrar acá, y en mi necesidad de llevar alguna "seguridad", me traje sopas instantáneas, leche en polvo y este café. A veces creo que se puede ver claramente que soy nieta de inmigrantes.

El café polaco lo compré el día que me estaba volviendo para Bélgica, con Bas, Ania, y Grzes. En este mismo momento me estoy tomando el último. Ya sólo el olor me recuerda a Enero, cuando llegué de Polonia, todas las expectativas, la felicidad (tan frágil?). Hoy me tomo el último: posiblemente no lo vuelva a tomar en mi vida ni a sentir este olor en mi vida. En mi tacho de basura está, también, el pote de La morenita. Todavía tengo en la estanterias unos sobrecitos (también de café, obviamente), que también tienen toda otra historia, de la que pronto me tendré que deshacer. Pero, por hoy, ya fue demasiado desprendimiento.